Pienso
al igual que Stravinsky que crear una obra bajo la figura de comisión es una de
las mejores cosas que me puede pasar como compositor.
Limitar
el tiempo, la instrumentación, el estilo y hasta la dificultad, lejos de
cercenar mis ansias creadores me incentiva a buscar soluciones técnicas y
estéticas en pro de desarrollar una coherente obra de arte.
En “Eremuk”,
por ejemplo, la limitante consistió en elaborar una obra de diez a quince
minutos con un cantante. El texto debía ser indígena. Yo elegí unos textos de
la poesía pemón. La instrumentación era para flauta, clarinete, fagot, tenor,
píano, violín, violoncello y contrabajo. Creo que quedó bien y es una de mis
obras favoritas.
Actualmente,
estoy trabajando una cantata con textos de poetas latinoamericanos y es para
coro de voces blancas y orquesta sinfónica. Pero aquí vienen las verdaderas
limitantes. Además de pensar en una composición que sea de fácil ejecución,
pensada para una orquesta sinfónica de corte infantil-juvenil; la sección de maderas
tenía que manejar una disposición incompleta. Me explico, en los libros de
instrumentación y en las grandes obras maestras de la composición musical, las
maderas siempre van en igual densidad. Si son maderas a 2, pues todo es a 2: 2
flautas, 2 oboes, 2 clarinetes y 2 fagotes. Pero en esta obra que me han
comisionado, las maderas van a 2 menos los fagotes que deberá ir a 1. Aquí he
tratado de solucionar el equilibrio duplicando la fila de violoncellos con el
fagot o en algunos casos que la línea duplicada de oboes y flautas vayan a 1.
En mi imaginación creo haberlo logrado. Sin embargo, la práctica real me
mostrará los resultados pues influirá la acústica, el instrumentista, el
instrumento y hasta la caña.
Otro
tanto me pasa con los vientos madera. La obra debe ser compuesta con unas
limitantes bastantes interesantes. Debe estar la sección completa de metales (4
cornos, 3 trompetas, 3 trombones y 1 tuba) pero la orquestación debe ser
diseñada para funcionar con menos de la mitad de esa instrumentación: 2 cornos,
2 trompetas y 2 trombones.
Evidentemente, esto me crea un desequilibrio en el
balance, el cual he tratado de blindarlo duplicando en vientos madera en
ocasiones que falten estos instrumentos y sobre todo, dejando bien escrito el
tratamiento armónico en manos de la cuerda. La cuerda, como siempre, salvadora
de posibles desbalances de la orquestación.
Ya les contaré como quedó. Eso sí, si se llega a estrenar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario